La prestación del servicio de vigilancia privada en Prosegur incluye gran cantidad de procesos internos, desde la oportunidad hasta el cobro, pasando por la oferta, petición, facturación y gestión de pedido, entre otros y realizados por diferentes departamentos. La mayoría de las actividades se lleva a cabo de manera manual, debido a la complejidad del mismo y de los múltiples agentes involucrados, encontrándose con los siguientes impactos:
Las interacciones entre los diferentes actores son informales y soportadas en el correo electrónico.
No hay trazabilidad de las peticiones del cliente, en algunos casos no se conoce el estado de cada una de ellas, desde la interlocución inicial con el cliente.
Comunicación ineficiente y pérdida de información para la imputación de horas y la facturación de los servicios, generando retrasos en la emisión de la factura y, en algunos casos, no facturación de servicios prestados.
Deficiencia en peticiones urgentes: la falta de sistematización provoca que, en algunos momentos, el departamento de Operaciones planifique el servicio con retraso.
Retrasos y/o incumplimiento de la normativa sobre notificación a los cuerpos de seguridad del Estado de los servicios de vigilancia, con las consiguientes sanciones económicas.
No existe un proceso de gestión de pedidos asociado a las peticiones que provoca retrasos en las fechas de cobro.
La calidad percibida por el cliente sobre el proceso de petición es deficiente, debido a la falta de interacción y conocimiento sobre el estatus de ésta.
Ante esta situación, Prosegur necesitaba una herramienta que permitiera desarrollar un sistema de gestión integrado que involucre todas las actividades, responsables, contenidos y controles para la automatización de los procesos. Prosegur decidió limitar el alcance inicial del proyecto a los procesos Order-to-cash (desde la petición hasta el cobro).